Perú se recupera de la recesión, pero la pobreza y la incertidumbre persisten

El Banco Mundial proyecta que el Perú crecerá un 2,5% este año, superando al promedio de América Latina y el Caribe, gracias al aumento de la producción de cobre y a la mejora de algunos sectores como la agricultura, la pesca y la manufactura. Sin embargo, advierte que este rebote no garantiza la reducción de la pobreza ni la estabilidad política, que siguen siendo los principales desafíos del país.

Según el informe del BM, el Perú sufrió una contracción del 0,4% en 2023, debido al impacto de la pandemia, la crisis política y los desastres climáticos. Esta caída interrumpió la trayectoria de crecimiento que el país había mantenido durante dos décadas, y que lo había convertido en uno de los más dinámicos de la región.

Para este año, el BM espera que el Perú se recupere y se ubique por encima de países como Brasil, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador, pero por debajo de Argentina, México y Paraguay. Asimismo, prevé que el crecimiento se mantenga en 2,3% en 2025, lo que refleja una moderación del potencial económico peruano.

El organismo internacional señala que la inflación se ha reducido y que las condiciones financieras se han relajado, lo que favorecería el consumo y la inversión privados. No obstante, alerta que la incertidumbre política sigue afectando la confianza de los agentes económicos y obstaculizando el desarrollo de proyectos de inversión.

El BM también destaca que la pobreza es un problema álgido en el Perú, ya que uno de cada tres peruanos es pobre por falta de ingresos y que el 60% de los hogares carece de uno o más servicios básicos. Estas cifras podrían haber empeorado en 2023, debido a la recesión, y no mejorarían significativamente en 2024, a pesar del rebote.

Finalmente, el BM advierte que el Perú está expuesto a riesgos externos, como una posible escalada del conflicto en Medio Oriente o una desaceleración de China, que podrían afectar los precios de las materias primas. Además, indica que los bancos centrales de la región han reaccionado con firmeza a las presiones inflacionarias, pero que aún tienen que seguir vigilantes y ajustar sus políticas monetarias según las condiciones de cada país.